La Higiene, fundamental para la salud y la vida en comunidad

Seguridad Social: La Higiene, fundamental para la salud¿Sabías que la palabra "higiene" proviene de Higía, la diosa griega de la curación, la limpieza y la sanidad? Pues sí, aun cuando en épocas ancestrales no existían las decenas de opciones en jabones, shampoos, pastas dentales, desinfectantes y demás productos, la limpieza y el aseo siempre han sido una preocupación de la humanidad. En la antigüedad, la falta de higiene y el desconocimiento sobre cómo combatir gérmenes y bacterias (en realidad se desconocía su misma existencia) generaba altas tasas de mortalidad a causa de enfermedades que hoy son fácilmente controlables y previsibles como el resfrío, la fiebre, entre otras. A mediados del siglo 19 hubo dos hechos que le dieron mayor importancia a mantener la higiene corporal, así como la higiene urbana, laboral y médica: la Revolución Industrial y los descubrimientos del químico francés Louis Pasteur. Se dice que en siglos pasados, las ciudades porteñas e industriales eran insoportables debido al hedor que se extendía por calles y plazas ya que no existían servicios eficientes de agua potable ni desagües. No hace falta ser un genio para imaginar eso, cuando actualmente vemos -y olemos- cómo muchas personas descuidan su higiene y aseo personal en espacios cerrados (unidades de transporte público, aulas, oficinas, conciertos, mercados o supermercados) o cómo el descuido de locales públicos (restaurantes, bares, discotecas, oficinas del Estado, postas médicas) generan incomodidad en los demás. Tanto para nuestra salud como para una buena convivencia social, es una obligación mantener la higiene para evitar contagios o ambientes recargados, sobre todo en esta temporada veraniega con temperaturas cada vez más altas.

Higiene de la piel y del cabello

La piel es la barrera que impide el paso de los gérmenes a nuestro organismo, y a la vez contribuye a la regulación de la temperatura corporal mediante la producción de sudor por las glándulas sudoríparas. Otras glándulas, las sebáceas, producen una materia grasa que impermeabiliza y lubrifica la piel. Estos productos de secreción, en unión a los restos de descamación de la piel y del polvo y suciedad exterior, llegan a pudrirse, produciendo un olor muy desagradable y, además, son un campo favorable para el desarrollo de gérmenes y aparición de enfermedades. La ducha diaria con agua y jabón, especialmente en tiempo caluroso, o después de efectuar trabajos duros o en ambientes sucios, elimina todas estas secreciones.

Higiene de las manos

Las manos son nuestro principal instrumento de trabajo y se mancharán con muy diversas sustancias, a la vez que son fuente de contaminación de todo lo que toquemos, pues en ellas, sobre todo alrededor de las uñas, se acumulan múltiples gérmenes. Por ello es necesario que las lavemos frecuentemente con agua y jabón, utilizando el cepillo para la limpieza de las uñas, y siempre antes de comer y después de ir al retrete. Las uñas han de recortarse regularmente para evitar el acúmulo de suciedad, de forma curva las de las manos y recta las de los pies. Los manipuladores de alimentos cuidarán especialmente estas medidas de higiene corporal, pues si no pueden transmitir diversas enfermedades. No dejarán sin tratar las heridas o grietas localizadas en los dedos.

Higiene de los pies

Los pies deben lavarse diariamente, pues en ellos abundan las glándulas del sudor y el acúmulo de secreciones producirá olores muy desagradables, además de grietas e infecciones. En caso de sudoración excesiva, se aplicarán preparados específicos que la disminuyen, y se mantendrán secos para evitar el crecimiento de hongos.

Higiene de la boca

La utilización de un cepillo dental para la limpieza después de todas las comidas es un factor imprescindible para prevenir la aparición de infecciones en encías y caries. Los alimentos y bebidas dejan residuos entre los dientes que, al fermentar, favorecen la aparición de estos procesos. El cepillo de dientes es de uso exclusivamente personal y debe sustituirse con regularidad, aproximadamente cada tres meses. Si se utilizan prótesis dentales, deben mantenerse perfectamente limpias, pues si no los dientes naturales restantes pueden cariarse fácilmente. Las dentaduras artificiales completas se lavarán cuidadosamente después de cada comida para evitar infecciones y mal olor. Deben realizarse visitas periódicas al dentista, especialmente antes de efectuar travesías largas. Salga a la mar siempre con la dentadura en perfecto estado.

Higiene de los ojos

Los defectos de refracción (miopía, hipermetropía, astigmatismo) deben ser tratados y corregidos adecuadamente. Proteja los ojos frente a agentes físicos, químicos o mecánicos, mediante el uso de gafas o pantallas protectoras adecuadas al riesgo concreto. Utilice gafas de sol en ambientes luminosos intensos. Las infecciones oculares, principalmente las conjuntivitis, son muy contagiosas, por lo que han de tratarse de inmediato, y todos los objetos que estén en contacto con los ojos serán de uso personal (toallas, pañuelos...).

Higiene del oído

Las orejas deben limpiarse diariamente para eliminar sus secreciones, pero evitando la introducción de palillos, bastoncillos de algodón, etc., en el conducto auditivo, ya que esto facilita la formación de tapones de cera y puede dañar fácilmente el conducto, e incluso perforar el tímpano.

Higiene del vestido y calzado

La limpieza de la misma, y especialmente de la ropa interior, es muy importante. Esta última será preferiblemente de fibras naturales, que facilita la transpiración y dificulta la aparición de alergias. El calzado debe ser cómodo y flexible, permitiendo la variación de volumen del pie a lo largo del día y la transpiración del mismo. Además, debe adecuarse al clima y tipo de trabajo, pues en muchos casos se precisará un calzado especial de protección. Se mantendrá limpio y seco, utilizando si es preciso polvos desodorantes o contra los hongos.

Higiene sexual

El término “enfermedades de transmisión sexual” (ETS) incluye a una serie de enfermedades de naturaleza infecciosa cuya vía de contagio es a través de relaciones sexuales. Además de las clásicas (sífilis, gonococia, chancro blando, linfogranuloma venéreo), se incluyen otras que han aumentado notablemente en los últimos años, como es el herpes genital, la hepatitis vírica y el SIDA.


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